Esta iglesia parroquial, situada en la Plaza de Santa María, es una joya del siglo XVI que fusiona estilos gótico-mudéjar y renacentista.

Esta iglesia-fortaleza fue mandada construir por el obispo Antonio Carrionero en el año 1558 hasta 1570.
Su arquitectura destaca por detalles artísticos excepcionales, como el artesonado mudéjar y el retablo mayor.
Tiene un reloj en la esquina de la torre, algo inusual y único en la zona.
No solo es un símbolo del legado cultural de Bédar, sino que también atrae a quienes la visitan por su belleza y por ser un reflejo de la identidad de la localidad.